Efectos de la crisis de la pandemia en las familias que acompañamos.
Una vez más la crisis no ha sido igual para todos. Los más frágiles han visto como más rápidamente y más intensamente sus condiciones de vida han empeorado y, en la mayoría de los casos, se han hundido al perder el empleo que tenían a menudo con pocos ingresos.
Las dificultades en la vivienda, en la convivencia y en los cuidados, el ensanchamiento de la brecha educativa y digital y los problemas de salud completan la mirada sobre el impacto que esta crisis ha traído a las familias acompañadas por Cáritas.
Tres de cada diez hogares no disponen ahora mismo de ningún ingreso, aproximadamente 450.000 personas que residen en hogares acompañados por Cáritas no ingresan ni un solo euro en estos momentos, lo que representa un incremento del 136%.
La pobreza severa (menos de 370€ para una persona y menos de 776€ para dos adultos y dos menores) se ha incrementado un 30% y alcanza a 1 millón de personas entre las familias que Cáritas acompaña.
Más de 700.000 personas acompañadas por Cáritas, residen en hogares sin dinero para pagar vivienda ni suministros, y una de cada cuatro familias (24%) podría tener que abandonar su vivienda, por desahucio o para reducir costes.
El confinamiento ha dificultado la convivencia y la conciliación de la vida laboral y familiar, aumentando los conflictos un 19% y haciéndose imposible compatibilizar el trabajo con el cuidado de menores.
En uno de cada tres hogares ha bajado el rendimiento escolar y los estudiantes han tenido dificultades para continuar desde casa, tanto por la falta de dispositivos y conexión como por dificultades personales.
La brecha digital aumenta, más de 200.000 personas que residen en el 14% de los hogares acompañados por Cáritas no tienen Internet y cerca de la mitad (46%) no saben realizar trámites administrativos por esta vía.
Se han reforzado los lazos familiares, aunque éstos tienen cada vez menos capacidad para brindar apoyo.